InterXtra Aviación
Negocios e Información en Aviación
Business and Info in Aviation
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Después de muchos esfuerzos económicos, laborales y de cualquier índole, "Enri" por fin tenía su flamante de licencia comercial en la mano y se dirigía orgulloso y feliz hacia el aeropuerto de la Ciudad de México a finales de los años 70s. Llegando al hangar estacionó su coche y se dirigió a la sala de pilotos para esperar indiciaciones mientras tomaba un café, comía unas galletas y leía el periódico del día. Ese día tenía vuelo un Learjet 23 de la empresa, la tripulación ya estaba designada y Enri estaba de reserva por cualquier cosa. Después de un rato, Enri volteó a ver su reloj y se percató que ya era tiempo de comenzar con la inspección de prevuelo para dejar todo listo para el XA-GAM el primer jet que le tocó volar a Enri. Dejó pues su periódico junto a las revistas en la mesa, se levantó y caminó fuera en la plataforma bajo el sol mañanero hacia su aeronave mientras iba poniéndose con una mano sus RayBan de gota, típicos de piloto recién egresado, heredados de su padre -quien también era piloto- y en la otra mano cargaba su portafolios que contenía su equipo de vuelo como mapas, bitácoras, plotter y plumas, pero también una manzana y una galleta que iban de polizontes por si le daba hambre durante el vuelo o durante todo el día de operaciones. Al llegar el Capitán Maynez al aeropuerto fue directamente a la sala de despacho a confirmar las especificaciones de la misión y fue cuando se enteró que su copiloto usual no podría atender el vuelo ese día, por lo que mandó decir con alguien de rampa a Enri que él tomaría su lugar esta vez, ¡Su primer vuelo en el GAM! Mientras el experimentado Capitán tomaba un vaso de agua dentro del FBO cómodamente sentado en una sillón y bajo el aire acondicionado, veía por un lado como llegaban los pasajeros mientras supervisaba a la distancia las acciones de Enri bajo el sol preparando los últimos detalles. Una vez finalizado el proceso, Maynez fue hacia el avión, refunfuñó algunas palabras inteligibles con su peculiar carácter mientras abordaba el avión y se sentaba del lado izquierdo mientras comenzaba con sus listas y le hacía señas a su entonces novato copiloto para que cerrara la puerta tras los pasajeros y se sentara a su lado para completar los procesos de arranque de motores y comunicaciones. Quizá entre las inexpresivas formas del capitán se asomó un "buenos días" o quizá no, pero si era claro que Maynez iba directo y sin charla previa hacia el cumplimiento de las listas. Enri, inexperto, trataba de aprender y seguir el paso de su comandante, a un paso tan acelerado cómo las mismas revoluciones de sus turborreactores. Con la autorización para el despegue dada por el controlador y confirmada por la tripulación del GAM, el Learjet comenzó la carrera de despegue ante un atónito Enri que intentaba desesperadamente comprender las indicaciones de un callado y nada expresivo comandante quien ni siquiera se presentó a si mismo ni mucho menos dió una cátedra de las funciones que debería realizar su segundo al mando. El avión tomaba velocidad y Enri sudaba más de nervios que de calor. De imprevisto y por primera vez de forma clara, Enri alcanzó a escuchar el comando del capitán : "¡Cántame!". Enri, entre su confusión y nervios solo alcanzó a contestar: "¿Perdón?...". Maynez, atónito y molesto, solo miraba rápidamente hacia el horizonte, de reojo a su copiloto y con la miradada dirigía la atención de Enri al indicador de velocidad. "¡Ah!...60, 70, V1..." contestó entonces Enri. No acaba de entender eso Enri cuando llegó el segundo comando que lo tomó nuevamente por sorpresa: "¡Agárrame la mano!", lo que para un joven de 20 y bajos, en plena época de los 70s y sin que nadie le explicara, sonaba bastante raro y más viniendo de alguien que ni un "hola" pudo masticar de entrada. Maynez volvió a mirar con ojos de pistola a Enri, con un movimiento rápido tomó su mano izquierda y la colocó sobre la suya derecha para asegurar las palancas de velocidad del avión, lo que explicó en nanoseundos la intención de seguridad que requería el comandante. Prosiguieron con las listas durante el ascenso y ya en vuelo recto y nivelado Enri compartió de sus galletas y media manzana con Maynez, lo que rompió el hielo entre los aviadores y, finalmente, generó la apertura de una comunicación entre ellos. Mientras la presurización se regulaba y el oxígeno continuaba fluyendo óptimamente a más de 40 mil pies, se fue facilitando también la relación entre aviadores y por fin pudo entender Maynez que la falta de destreza de Enri no era debido a incapacidad o mala gana, solamente era la normal inexperiencia y nervios de ser su primer vuelo laboral oficialmente anotado en bitácora. El resto de ese viaje fue mucho más ameno al llevar conversaciones dirigidas al mutuo conocimiento mientras cambiaban rumbos y altitudes conforme avanzaba el cumplimiento del plan de vuelo. Unas galletas y una manzana que ayudaron a aclarar dudas y generar una mejor fluidez de CRM en cabina en una época setentera dónde la voz del comandante "era la única ley". Si te gustó esta anécdota de la vida real, por favor, deja tus comentarios; dale like y compártelo con tus contactos. Por: Luis E. Sanders
CEO
1 Comentario
Victor Caro
8/3/2020 09:48:22 pm
Excelente anécdota y como esta hay infinidad una buena recopilación y su publicación ser extraordinario. muchas felicidades Enrique Saludos
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